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Moriré pintando: Tamayo

La Ruptura Hoy   -   Addy CP   -   24/06/2019

Por Abraham Pech Barrancos

Cinco años antes de su fallecimiento, Rufino Tamayo en rueda de prensa afirmó de manera contundente: “jamás me retiraré, es más yo creo que moriré pintando”. Dicha frase describe, a mi parecer, perfectamente su vida. Tibol [1] recordó que, aunque “a finales de 1989 una operación a corazón abierto le imposibilitó continuar su rutina de ocho horas frente al caballete, Tamayo concluyó varias telas de diverso tamaño y supervisó la edición de un cielo de litografías”. Nueve meses más tarde del escrito de la crítica de arte, el 24 de junio de 1991, el creador oaxaqueño falleció a la edad de 92 años realizando lo que más le apasionaba: pintar. Fue un gran artista mexicano que sobresalió por romper los esquemas artísticos de su tiempo. Es por ello que laruptura.org abre un espacio para conmemorar su aniversario luctuoso, adentrándose al significado que éste le otorga a la pintura, su ideal y el legado que dejó a México. 


Tamayo fue un personaje rebelde que, al igual que varios artistas de su generación, cambió los paradigmas de la Escuela Mexicana de Pintura. Al comenzar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Carlos de México se encontró con un proceso de enseñanza-aprendizaje que estimulaba a los futuros artistas a reproducir las cosas como las veían y a copiar modelos a la perfección. Situación que resultó de su desagrado, por lo que se desapegó de las normas establecidas y sus maestros le consideraron un mal alumno. 

En 1921 dejó la escuela y se empleó como dibujante en el departamento etnográfico del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía. A la par, inició su carrera como profesor en la Secretaría de Educación Pública y, contrario a su periodo formativo, encontró un modelo dandolibertad a sus estudiantes al pintar.Dicha autonomía estética era para Tamayo “la faz invisible de la realidad, las raíces poéticas de las cosas” y su obligación como artista“residía en ser actual, estar consciente de lo que está sucediendo a su alrededor, en el momento que está viviendo y reflejándose en su obra” [2]. 

De esta manera, el pintor habría de “ser original, crear su propio arte y transmitir el mensaje que lo apasionaba” [3]. Así lo hizo el creador oaxaqueño, cuya misiva giró en torno a tres temas: la mujer, naturaleza, y la identidad mexicana con relación a la modernidad. Dichos motivos adquieren valor para Tamayo porque representan al hombre situado frente a su mundo, en este caso, él mismo, siendo el centro y los cuadros lo que percibía. Lo anterior refleja su concepción de la pintura como “un resultado que adquiere valor únicamente de las cualidades plásticas. Estas cualidades se encargan de plasmar y transmitir en el cuadro el mensaje del artista, esta es la esencia del pintor en el cuadro” [4]. Su pensamiento no solo influyó en sus obras sino también en su modo de vida: “Si te gusta pintar, pinta todos los días y si puedes ocho horas diarias” [5].


A lo largo de su vida Rufino Tamayo nos dejó un legado de 1,300 óleos, 465 obras gráficas, 350 dibujos, 20 murales, un vitral y obra escultórica. Actualmente su nombre figura en dos museos que llevan su nombre y sus obras se encuentran en colecciones de museos, bibliotecas y galerías de todo el mundo, como el Palacio de Bellas Artes, el Museo Nacional de Antropología, el Conservatorio Nacional de Música (México); el Dallas Museum of Cine Arts (Estados Unidos); la Biblioteca de la Universidad de Puerto Rico y la Sede de la Unesco (París). 

Su deseo de transmitir el conocimiento al público impulsó su determinación por adquirir obras de arte contemporáneo internacional en compañía de su esposa Olga. Esta colección la donó a los dos museos dedicados a su persona, el Museo de Arte Prehispánico de México Rufino Tamayo, construido en su ciudad natal, Oaxaca; y el Museo Tamayo de Arte Contemporáneo ubicado en la Ciudad de México.   

Referencias

[1] Raquel Tibol, Con Tamayo en su pintura, Proceso, 22 de septiembre de 1990. 

[2] Rufino Tamayo, Rufino Tamayo 70 años de creación, Instituto Nacional de Bellas Artes,1988.

[3] Raquel Tibol, Textos de Rufino Tamayo. Recopilación, prólogo y selección de viñetas, Coordinación de Difusión Cultural Dirección de Literatura, UNAM, México, 1987, p. 112. 

[4] Op. Cit. Raquel Tibol, p. 15. 

[5] Op. Cit. Rufino Tamayo.